Día Mundial contra la Hepatitis: tome conciencia de esta enfermedad
Este 28 de Julio se celebra el Día Mundial Contra la Hepatitis. Con la intención de crear conciencia sobre esta enfermedad, a continuación le brindamos información importante con respecto a la hepatitis.
Primero es importante reconocer que hay diferentes tipos de hepatitis que se clasifican de acuerdo a la causa, pero todos tienen en común que causan una inflamación del hígado.
La primera clasificación se define de acuerdo a cuánto tiempo el paciente ha sufrido de la enfermedad. La hepatitis aguda se refiere a cuando la inflamación ha durado menos de seis meses, mientras que si la inflamación persiste por más de seis meses, se considera hepatitis crónica.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis?
Los síntomas iniciales de la hepatitis son similares a un resfriado. El paciente experimenta dolor de cuerpo, dolor de cabeza, dolor abdominal, vómito, o diarrea. Sin embargo, también se presentan unos síntomas mas claros como coloración amarilla de la piel, heces blancas, orines de color de la Coca-Cola, mucha fatiga y cansancio.
Conforme la enfermedad se agrava, el paciente puede empezar a demostrar los siguientes tres síntomas. Cuando uno de estos síntomas aparece, es importante que el paciente acuda a un hospital inmediatamente puesto que estos indican los inicios de una falla hepática — una condición mucho más severa que puede resultar en la muerte del paciente.
- Alteraciones de la coagulación: el paciente tiene moretones fácilmente, sangrado de las encías, hemorragias, sangrado rectal, vomita u orina sangre.
- Alteraciones del estado de conciencia: el paciente duerme todo el día, no reconoce a familiares, tiene conductas aberrantes (como que decide que se va a bañar en la sala), o se vuelve agresivo.
- Bajas de azúcar en la sangre: el paciente siente ansiedad, hiperactividad, palpitaciones, sudor frío, o miedo.
Las causas de la hepatitis varían significativamente
Existen una variedad de factores que pueden causar inflamación del hígado.
- Infecciones virales: la hepatitis A es el resultado del consumo de alimentos y bebidas contaminados. Los tipos B y C son consecuencia del intercambio de fluidos corporales con una persona enferma como puede ser el caso con transfusiones, uso de drogas intravenosas, relaciones sexuales, uso de agujas reusadas al hacerse tatuajes, o incluso en visitas con dentistas si los instrumentos no han sido esterilizados apropiadamente.
- Enfermedades autoinmunes o hereditarias como la hepatitis autoinmune, colangitis esclerosante primaria, cirrosis biliar primaria, la enfermedad de Wilson, el déficit de alfa-1-antitripsina, o la hemocromatosis.
- Trombosis de las venas del hígado.
- Abscesos hepáticos.
- Ciertos irritantes como el alcohol y algunos medicamentos.
- El hígado graso que resulta por sobrepeso u obesidad, niveles altos de azúcar en la sangre, o triglicéridos altos en la sangre.
En el caso del hígado graso, es importante tener en cuenta que esta condición es generalmente asintomática. El paciente por lo general se da cuenta al realizarse exámenes rutinarios. Aunque la idea de tener esta condición no suena mal por ser generalmente asintomática, es importante notar que puede resultar en cirrosis, un trastorno irreversible que puede progresar a insuficiencia hepática.
El tratamiento de la hepatitis depende de su causa
Para tratar la hepatitis, se debe crear un plan para eliminar la causa de la inflamación. Si la causa es el alcohol, la persona debe dejar de consumirlo. Si ciertos medicamentos están causando la inflamación, es necesario suspender su uso. Si la hepatitis es resultado de una infección viral, por lo general se mantiene al paciente en observación y se tratan los síntomas. Si la causa es un absceso hepático, se trata con antibióticos.
Cuando la causa es una enfermedad inmunológica o hereditaria, se prescriben medicamentos para intentar controlar la inflamación pero se hace muy importante monitorear los síntomas.
La hepatitis es una enfermedad seria que puede llevar a falla hepática. En caso que el paciente empiece a demostrar alguno de los tres síntomas indicativos de falla hepática, es necesario tener seguimiento muy de cerca en un hospital. Es recomendable para una persona con hepatitis arreglar para ser vigilado por alguien que pueda monitorear los síntomas ya que un paciente puede sufrir de alteraciones del estado de conciencia sin darse cuenta. Afortunadamente, cuando se cura a tiempo, el paciente no experimenta consecuencias a largo plazo.
La hepatitis es una enfermedad prevenible en la gran mayoría de los casos. Aplicar las vacunas recommendadas, practicar relaciones sexuales seguras, evitar el uso de drogas intravenosas o agujas recicladas, vigilar las practicas de esterilizacion de su dentista, y realizar sus examenes de sangre y salud rutinarios a tiempo son simples prácticas que tienen un gran impacto en su riesgo de contraer esta enfermedad.