Páncreas inflamado: Pancreatitis
El páncreas es el órgano encargado de producir las enzimas necesarias para la digestión y las hormonas para la regulación de los niveles de azúcar. Cuando este órgano sufre de inflamación, se le llama pancreatitis.
Pancreatitis
Las dos principales causas de la inflamación del páncreas son la presencia de piedras en la vesícula y el alcoholismo. Sin embargo, otras posibles causas incluyen ciertos medicamentos, isquemia, antecedentes familiares, enfermedades inmunológicas o hereditarias, triglicéridos altos, entre otras. Es importante notar que algunos pacientes de cáncer de páncreas debutan con pancreatitis.
Esta enfermedad se presenta con un dolor abdominal incapacitante, generalmente localizado en la parte superior del estómago irradiado hacia la espalda. Otros síntomas incluyen náuseas, vómitos y en algunas ocasiones, fiebre. El dolor tiende a ser tan debilitante que, afortunadamente, el paciente busca ayuda de un doctor rápidamente.
Diagnóstico y Tratamiento
La condición se diagnostica por medio de un examen físico confirmando dolor a la palpación, exámenes de sangre y un ultrasonido o un TAC de abdomen. El doctor busca confirmar si la glándula del páncreas está inflamada. Parte del diagnóstico requiere usar una escala de clasificación para determinar si el paciente tiene una pancreatitis leve o severa. Esto determina las posibles complicaciones y define el tratamiento adecuado.
Las complicaciones pueden ocurrir tanto a nivel local como sistémico. Las complicaciones sistémicas incluyen la falla pulmonar, insuficiencia renal, shock séptico, o falla multiorgánica. Algunas complicaciones locales incluyen la formación de seudoquistes (un quiste de agua dentro del páncreas), abscesos y necrosis a nivel del páncreas. El nivel de riesgo de fallas sistémicas se calcula analizando los resultados de laboratorio y la escala de clasificación de severidad que se realizó a la hora del diagnóstico.
Cuando la pancreatitis es leve, se prescribe reposo de la vía oral por un periodo de 6 a 24 horas, junto a un tratamiento para el dolor, sueros para hidratación y medicamentos para que el paciente no vomite. El objetivo es dar la oportunidad para que se baje la inflamación del páncreas. Conforme va cediendo la inflamación, se le inicia la vía oral al paciente para que pueda ingerir alimentos de nuevo. Cuando la pancreatitis es severa el tratamiento depende de la complicación que tenga el paciente. Si hay infección se le dan antibióticos, si hay falla pulmonar o renal se da soporte pulmonar o renal, si eventualmente desarrolla necrosis o abscesos en algunas ocasiones debe ir a sala de operación para drenarlos. Después de un episodio de inflamación, el paciente debe seguir una dieta blanda hipograsa y tener el cuidado de eliminar irritantes y grasas de su dieta por un mínimo de 2 a 3 semanas.
Casos Especiales de Tratamiento
Hay casos en que se sospecha de una condición crónica, cuando el paciente ha de tener diabetes y diarreas recurrentes. En estos casos, se documentan cambios utilizando el ultrasonido o TAC. El páncreas disminuye de tamaño y se puede ver el desarrollo de piedritas. El tratamiento debe ser de por vida, incluyendo enzimas pancreáticas y generalmente dosis de insulina.
El tratamiento de esta enfermedad también cambia si el paciente tiene piedras en la vesícula u obstrucciones en las vías biliares. Pacientes que, además de tener problema en el páncreas, se presentan con piedras en la vesícula requieren una operación. Después de tratar la pancreatitis, el médico tiene un máximo de 6 semanas para llevar al paciente al quirófano con la finalidad de evitar futuros episodios de inflamación. Un procedimiento conocido como CPRE es necesario para los pacientes que desarrollan pancreatitis pero tienen obstrucciones en las vías biliares (coledocolitiasis). En este procedimiento se sacan las piedritas de la vía biliar para evitar recurrencia de la inflamación del páncreas.
Medicina Preventiva: Mitigar los Factores de Riesgo
Esta enfermedad es impredecible, en ciertos casos puede ser relativamente benevolente y en otros casos puede comprometer la vida del paciente. Por esta razón, es importante mantener un nivel de salud con buenos hábitos. El alto consumo de alcohol, el tabaquismo, la obesidad y los triglicéridos altos (>1000) son factores de riesgo que podemos mitigar. Una dieta saludable, la práctica de ejercicio y la moderación en el consumo de alcohol son simples prácticas que permiten llevar una vida saludable.
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