Cuando llega la intolerancia a la lactosa…

Cuando llega la intolerancia a la lactosa…

¿Antes podía consumir lácteos sin problema, pero ahora su estómago no los aguanta? No se alarme; su caso es más común de lo que imagina.

¿Antes podía ingerir leche, queso, helados u otro producto lácteo sin ningún problema, pero de un tiempo para acá esto se ha vuelto imposible?

 

No se alarme. La intolerancia a la lactosa es muy frecuente en personas adultas y, aunque sus síntomas son molestos, muy pocas veces es peligrosa.

 

¿Qué ocasiona?

Los síntomas más comunes son:

  • Dolor de estómago
  • Distensión abdominal
  • Diarrea
  • Hinchazón
  • Cólicos
  • Gases

E incluso:

  • Náuseas
  • Vómitos

¿Qué ocurre en el cuerpo?

La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce la cantidad suficiente de una enzima llamada lactasa, la cual permite digerir la lactosa, que es el azúcar de la leche.

 

La Clínica Mayo explica así lo que ocurre en el metabolismo cuando somos intolerantes a la lactosa.

 

“Por lo general, la lactasa convierte el azúcar de la leche en dos azúcares simples (glucosa y galactosa) que se absorben a través de la mucosa intestinal e ingresan al torrente sanguíneo.

 

Si tienes deficiencia de lactasa, la lactosa de los alimentos que consumes se desplaza hasta el colon en lugar de procesarse y absorberse. En el colon, las bacterias comunes interactúan con la lactosa no digerida, lo que provoca la presencia de signos y síntomas de intolerancia a la lactosa”.

 

Tipos de intolerancia

Y ¿qué puede ocasionar la deficiencia de la enzima lactasa, la que nos permite digerir los lácteos?

 

Aunque el padecimiento es el mismo, la medicina ha definido tres tipos de intolerancia a la lactosa, los cuales están determinados por las causas que producen la deficiencia de lactasa en el organismo.

 

1. Intolerancia primaria: Las personas nacen produciendo suficiente lactasa, pero dejan de hacerlo con los años.

 

“Cuando nacemos nos alimentamos de leche materna y tenemos la enzima lactasa, que es la que nos ayuda a digerir la leche. Conforme avanzamos en los años, la lactasa se va perdiendo. Por eso es común que los niños toleren más los lácteos que los adultos. Esto es, básicamente, por determinación genética. La lactasa se pierde por condiciones genéticas y varía según la persona”, explica la gastroenteróloga Lauren Valerio.

 

2. Intolerancia secundaria Se produce después de una enfermedad, lesión o cirugía que afecte el intestino delgado. Este órgano disminuye la producción de lactasa y aparece la intolerancia.

 

Las enfermedades asociadas con la intolerancia a la lactosa secundaria son:

  • Infección intestinal
  • Enfermedad celíaca
  • Enfermedad de Crohn
  • Proliferación bacteriana

3. Intolerancia congénita o del desarrollo: Es muy poco frecuente. Se da en bebés que nacen con intolerancia a la lactosa causada por la falta de lactasa. Para que este tipo de intolerancia se presente, tanto el padre como la madre transmiten al bebé una variante genética que lo hace intolerante a la lactosa. Se trata de un trastorno que se transmite de una generación a otra, afirma la Clínica Mayo.

 

¿Dejar los lácteos por completo?

Esa es la gran pregunta, y quizás el gran temor para quienes son amantes de los lácteos.

 

La gastroenteróloga Valerio es contundente en su respuesta: “No necesariamente la persona intolerante a la lactosa debe dejar todos los lácteos. Los lácteos tienen diferente cantidad de lactosa; unos más que otros. Los que tienen menos lactosa producen menos intolerancia”.

 

Agrega: “Por ejemplo, los pacientes dicen: ‘No puedo tomar leche porque me da síntomas, pero sí puedo comer queso maduro’. Quizás este último casi no tiene lactosa, entonces no produce síntomas”.

 

Lo cierto es que el tratamiento más efectivo contra la intolerancia a la lactosa es evitar todos esos alimentos que nos caen mal.

 

¿Cuáles alimentos son lácteos o derivados de estos?

  • Leche
  • Queso
  • Helados
  • Yogurt
  • Mantequilla
  • Natilla
  • Queso crema

¿Por cuáles puedo sustituirlos?

Por alimentos son ricos en calcio que no sean lácteos:

  • Acelga
  • Brócoli
  • Repollo
  • Espinacas
  • Frutos secos (semillas como las almendras)
  • Naranja
  • Melón
  • Sardina
  • Salmón
  • Frijoles
  • Garbanzos

Una forma de ayudar al estómago

Una buena noticia para los intolerantes a la lactosa es que existen en el mercado medicamentos que contienen la enzima lactasa.

 

“Se pueden comprar lactasas en la farmacia. Yo les recomiendo a los pacientes que, si están con mucho antojo de comer algo con lactosa, se tomen un par de pastillas de lactasa unos 5 o 10 minutos antes de consumir el lácteo”, comenta la doctora Valerio.

 

Obviamente, aclara la especialista, sin abusar. “No es que me voy a tomar un vaso con leche tres veces al día solo porque me tomé las pastillas de lactasa”.

 

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