Así influye la hidratación en nuestro sistema digestivo.
El agua es indispensable para nuestra salud porque, literalmente, estamos compuestos de ella. Es el principal componente químico de nuestro cuerpo: un 70% de nuestro peso es agua.
Por eso la hidratación, es decir, el agua que captamos de los alimentos y bebidas que consumimos a diario, es indispensable para cada célula, tejido y órgano de nuestro cuerpo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) enlista los grandes beneficios de este líquido:
- Ayuda a regular la temperatura corporal
- Mantiene la piel hidratada y elástica
- Lubrica articulaciones y órganos
- Permite una buena digestión
Una de las principales funciones del agua para la salud general es que beneficia el intercambio de electrolitos, minerales fundamentales para regular el sistema nervioso y mantener la salud de los músculos, afirma la gastroenteróloga Laureen Valerio.
“Existen varias funciones que realizan las células, como el intercambio de electrolitos, que son necesarias para contraer músculos, para ver, para oír. Todo depende del movimiento de agua y de cierta cantidad de electrolitos en el cuerpo. Si estamos deshidratados, esas funciones se apagan”, explica la especialista.
“Incluso en el cerebro tenemos el líquido cefalorraquídeo, que también requiere agua. Es una cobertura líquida que tiene el cerebro y que realiza varias funciones”, añade.
Agua y sistema digestivo
¿Y cómo favorece el agua particularmente al sistema digestivo?
Pues bueno, el agua influye en casi todos los pasos del proceso digestivo. De ahí la afirmación de la OMS con respecto a que una buena hidratación nos permite tener una mejor salud gastrointestinal.
De hecho, el tracto digestivo, un tubo extenso que empieza en la boca y llega al ano, requiere mucho líquido para funcionar, manifiesta Valerio.
Pero, ¿cuáles funciones puntuales facilita el agua en el aparato digestivo?
Ayuda en la masticación y deglución. Producimos de un litro a litro y medio de saliva al día, para lo cual necesitamos agua. Esta saliva se mezcla con los alimentos y ayuda a masticarlos y tragarlos.
Colabora en la producción de los jugos gástricos. Las enzimas presentes en estos coadyuvan en la digestión de las proteínas y los carbohidratos que consumimos, convirtiéndolos en pedazos pequeños que llegarán con mayor facilidad al intestino delgado, donde ocurre la mayor parte de la absorción de los alimentos.
Las enzimas son proteínas que aceleran las reacciones bioquímicas del metabolismo. En este caso, las enzimas apresuran la digestión de nutrientes.
Beneficia la defecación. Necesitamos agua para poder eliminar los productos de desecho del cuerpo.
Preguntas frecuentes sobre el consumo de agua
¿Cuánto debo tomar?
Lo recomendado es ingerir 30 centímetros cúbicos (cc) por cada kilogramo de peso. Es decir, si una persona pesa 70 kilos, debe multiplicar esos 70 kg por 30 cc. La operación da 2.100 cc.
1.000 cc son equivalentes a un litro, por lo cual, es acertado decir que esa persona debería tomar un poquito más de 2 litros de agua al día, detalla Valerio.
¿Es malo tomar agua antes o después de comer, o cuando estamos comiendo?
Como lo mencionamos anteriormente, el agua ayuda a las enzimas a descomponer los nutrientes en partes pequeñas, facilitando su digestión.
“Cuando tomo agua, este proceso simultáneo de comer y tomar líquido disminuye la concentración de las enzimas. Por eso no se recomienda tomar líquido mientras comemos”, advierte la experta.
¿Es malo para el estómago tomar agua muy fría o muy caliente?
Según comenta la gastroenteróloga, no hay estudios científicos que demuestren que ingerir agua muy fría o muy caliente cause algún problema digestivo.
No obstante, aclara, cuando se toma agua muy fría, algunos pacientes que padecen reflujo gastroesofágico o trastornos motores esofágicos pueden sufrir dolor torácico. Esto debido a que la temperatura del agua vuelve un poco más intensa la contracción del esófago.
“Pero hay pacientes que lo refieren, otros no”, enfatiza la especialista.
En cuanto al agua muy caliente o hirviendo, la médica explica que no está demostrado que ocasione algún tipo de alteración en el proceso digestivo.
Sin embargo, indica que algunos estudios asocian la ingesta de agua muy caliente o hirviendo, o de comida muy caliente, con una mayor incidencia de cáncer de esófago.