¿Cómo afecta el estrés nuestra salud digestiva?
Vivir siempre en estado de alerta tiene consecuencias en la salud integral. Uno de los mayores impactos se lo lleva el aparato digestivo.
“A mí se me va el estrés a la panza”. ¿Se identifica con esa frase? Pues sí, estamos tan acostumbrados a vivir en ese constante estado de alerta, que damos por hecho el efecto que esto ocasiona en nuestro organismo, particularmente, en el estómago.
Y no es para menos, pues el cuerpo está conformado por sistemas perfectamente conectados entre sí. Por ejemplo, cuando nos asustamos y nos da dolor de estómago, se activan tanto el sistema nervioso como el digestivo.
Al juego se suman las hormonas, una especie de mensajeras que viajan por el torrente sanguíneo, esparciendo químicos hacia los órganos y los tejidos.
Cuando nos asustamos, producimos las hormonas adrenalina y cortisol. La primera hace que el corazón lata más rápido y que la presión arterial aumente; nos da más energía. La segunda es conocida como “la hormona del estrés”.
A ambas se les califica como “las hormonas de la supervivencia”, pues las secretamos cuando estamos en situaciones de estrés. ¿Y qué hace el cuerpo en estos casos? Activa mecanismos de huída.
“La adrenalina y el cortisol disminuyen el riego sanguíneo al tracto digestivo y lo redistribuyen al corazón, a los pulmones y a los músculos, que es lo que necesita el cuerpo que funcione en ese momento para huir.
Al disminuir el flujo sanguíneo al tracto digestivo, disminuye la función del aparato digestivo, y esto desencadena gastritis, colitis, reflujo, distensión abdominal, diarrea, estreñimiento o cualquiera de todos estos padecimientos gastrointestinales”, manifiesta la gastroenteróloga Laureen Valerio.
Entonces, esa conexión entre los sistemas nervioso y digestivo no solo es física sino también emocional, pues los pensamientos y emociones detonan la liberación de hormonas y esto se manifiesta físicamente.
“Todos esos pensamientos negativos —‘voy a llegar tarde’, ‘no me va a alcanzar la plata para llegar a fin de mes’, ‘tengo que hablar con mi jefe’— generan cambios hormonales que se manifiestan a nivel del tracto digestivo. Entonces, nuestros pensamientos sí pueden influir muchísimo en nuestro sistema digestivo”, exhorta la experta.
‘Nuestro segundo cerebro’
Justamente, ese efecto explicado por la doctora, de que en situaciones de estrés se modifica el desempeño del aparato digestivo, es la razón por la cual los expertos califican a este sistema como “nuestro segundo cerebro”.
El tracto digestivo es un tubo extenso que empieza en la boca y llega al ano, y es a lo largo de este donde habita la microbiota intestinal o flora intestinal. Esta es el conjunto de microorganismos vivos o bacterias que se encuentran en el intestino o tubo digestivo del organismo humano.
Cuando enfrentamos circunstancias de estrés, la microbiota se modifica, comenta la psiquiatra española Marian Rojas Estapé.
“Cuando yo estoy intoxicado de cortisol, modifico la microbiota y empiezo con hinchazón abdominal, me duele el estómago, empiezo con intolerancias, puede aparecer un reflujo, Helicobacter pylori, una celiaquía. Por eso hay mucha gente, hay mucha moda de dejar el gluten, la lactosa. Pero lo que me sucede es que ese estado de estrés mantenido está modificando mi intestino, mi microbiota y las cosas no me sientan bien”, explica.
Estapé añade que el equilibrio de esa microbiota está íntimamente relacionado con el sistema inmune y con el bienestar general.
Con ella coincide la gastroenteróloga Valerio. “Hay estudios demostrados de que la microbiota es capaz de producir neurotransmisores (mensajeros químicos del cerebro) y se ha relacionado con estados de ánimo como depresión. La tristeza, el estrés, la preocupación, el susto, el miedo… todas esas emociones negativas cambian la microbiota e impactan el cuerpo”, puntualiza.
“Se están corriendo estudios médicos acerca de cómo utilizar la microbiota como coadyuvante para pacientes con depresión. Es porque la microbiota produce neurotransmisores como la serotonina. Pero no solo eso, sino que también produce vitaminas indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo”, añade la costarricense.
¿Cómo cuidar nuestro sistema gastrointestinal cuando nos invade el estrés?
- Trate de no comer cuando enfrenta un episodio de tensión. Postergue la hora de alimentación hasta haber regulado sus emociones.
- Si se encuentra en un momento de estrés, pare por un instante y dedique tiempo a algo que le relaje, distraiga o le haga sonreír, como escuchar música, cantar o bailar.
- Practique la respiración consciente.